¿Habéis escuchado hablar de la criolipólisis? Se trata de un tratamiento reductor que ayudará a movilizar la grasa de las zonas de nuestro cuerpo en las que apliquemos el tratamiento de forma natural para su eliminación por completo. Esta técnica cada día triunfa más, puesto que es indolora y los resultados son notablemente visibles.
La criolipolisis (en inglés coolsculpting), es una técnica para adelgazar que tiene una base científica y fue investigada en el Hospital de Boston (Massachussets) y posteriormente exportada al resto del mundo por sus buenos resultados.
La técnica consiste en aplicar un frío intenso en las zonas con grasa acumulada, y gracias a esto se consigue que se dispersen y que el cuerpo las pueda eliminar de forma sencilla y natural. Se puede eliminar grasa de forma localizada, por ejemplo la criolipolisis se puede enfocar al abdomen, brazos, ingles, cartucheras, espalda, glúteos, gemelos…
Esta técnica no requiere de hospitalización, ya que tan solo tendrás que ir a uno de los centros que ofrecen este servicio, realizártelo y podrás salir por tu propio pie ese mismo día, ya que no es una acción invasiva y no requiere ningún tipo de intervención médica, algo que la pone por encima de liposucción, que requiere de tratamiento y es más invasiva.
La máquina de criolipolisis está entre menos 5 y menos 10 grados, de ese modo la grasa se puede localizar e inutilizar. Además el procedimiento no duele demasiado, molesta y se nota, pero no llega a ser doloroso. Se basa en un descenso de la temperatura de la grasa localizada por debajo de los 0ºC durante aproximadamente 1 hora. Las células de grasa localizada, (denominadas adipocitos) se destruyen por la cristalización y posterior eliminación gradual de lípidos durante un período de entre dos y seis semanas.

Cuando vamos a realizarnos el tratamiento, el profesional debe hacer una evaluación de las zonas a tratar y fijar, junto con el paciente, los objetivos a conseguir con el tratamiento.
Lo primero que se hace es poner una membrana especialmente diseñada para este tratamiento que se adhiere a la piel y permite que el aplicador tenga mayor sujeción. Además, este tejido especial viene impregnado en gel anticongelante para una protección adicional de las capas más externas de la piel.
El especialista pone el aplicador en la posición adecuada para la zona a tratar. Se comienza con la succión (el aplicador crea un vacío que atrae y mantiene sujeto el tejido graso). Durante unos pocos minutos, unas placas laterales aplican frío. El tratamiento habitual dura unos 60 minutos.
Tras el tratamiento, las células de grasa cristalizadas serán eliminadas por el cuerpo de manera lenta y segura en el transcurso de las siguientes semanas y meses. Las células restantes se reorganizarán, disminuyendo el grosor de la capa de grasa y mejorando enormemente el aspecto da las áreas tratadas.

Se consigue una reducción notable de grasa en las zonas tratadas. Los primeros resultados se pueden ver tan pronto como 2 semanas tras el tratamiento. Entre dos y tres meses después del tratamiento se pueden ver todos los resultados: una reducción importante del tejido graso y una reducción natural del volumen en la zona tratada.
En función de la zona y el número de aplicaciones, se puede llegar a una reducción del 25% (2-5 cm). Además, estos cambios se mantienen en el largo plazo, hasta 5 años.


VENTAJAS
- No es un tratamiento invasivo y no son necesarias ni cirugías ni agujas.
- No necesita anestesia.
- No daña la piel durante el proceso.
- La recuperación es tan rápida que permite realizar una vida normal a las pocas horas de someterse a este tratamiento.
- Los resultados son permanentes, porque se reduce el número de adipocitos.
DESVENTAJAS
- Enrojecimiento de la piel en la zona tratada después de la sesión que suele durar desde unos minutos a horas.
- Pueden aparecer hematomas causados al hacer el vacío.
- Tirantez que suele durar, al igual que el enrojecimiento, un corto período de tiempo.
- Algunas personas también sienten hormigueo, adormecimiento o calambres en la zona en la que se llevó a cabo el proceso, sensación que puede persistir durante días o incluso semanas.

